lunes, 9 de abril de 2007

Economía para el niño que llevamos dentro. Parte I.

Los economistas están muy familiarizados con el término Teoría de Juegos y es el área de la economía que se encarga de estudiar las negociaciones y la resolución de conflictos. Para los no economistas, tal vez el término se hizo familiar gracias a la película Beautiful Mind, acerca de la vida de John Nash y sus aportes a este interesante tema.

El nombre Teoría de Juegos proviene precisamente del ordenamiento que se hace de los participantes en la negociación o en el conflicto, de una forma muy similar a aquella que se presenta en un juego de mesa. Un número "x" de jugadores, cada jugador tienen un número "y" de jugadas que puede hacer y por lo tanto, existe una serie de resultados definidos de acuerdo a las distintas jugadas que se realizan. Todo esto gracias, de nuevo, a los juegos de mesa.

Sin embargo, vamos en el sentido contrario, que aporte ha hecho la economía a los juegos. (Evidentemente voy a referirme a los juegos de mesa, que son los que más me gusta, aunque eventualmente voy a hablar de algunos juegos de video).

Probablemente el primer juego de mesa que utilizó el tema económico fue el Monopoly. Creado en 1903 por Elizabeth J. Magie bajo el nombre de The Landlord's game, el objetivo del juego era precisamente demostrar las teorías económicas desarrollados por Henry George. En principio, el Georginismo atacaba todo tipo de impuesto excepto aquel sobre la tierra, pues justificaba que el valor general adicional de la tierra (plusvalía) no era ganado y que por lo tanto, debería ser tasado para igualar las condiciones con el resto de la producción. Evidentemente, el juego buscaba demostrar que al final la tendencia era la monopolización de la tierra gracias a la compra por el dinero generado "automáticamente" por la misma tierra (renta y alquileres)

El juego fue muy popular, aunque fue poco el provecho que pudo ganarle al mismo, pues se volvió de fabricación casera. Parece que la misma señora Magie no entendió la posibilidad de seguir ganando por el aumento en el tiempo del valor de su idea.

En una jugada extraña de la época, en 1935 Charles Darrow produjo el juego monopoly para Parkers Brothers de la forma más similar a lo que conocemos el día de hoy. Muchas referencias lo ubican en forma exclusiva como el inventor del juego, aunque posteriormente ha tenido que haber mucha rectificación al respecto.

Probablemente, no hay persona que navegue en Internet y que nunca haya jugada este juego, aunque sea en alguna de sus múltiples versiones. Y hoy por hoy, debe ser junto con Ajedrez y tablero, uno de los juegos de mesa más vendidos en el mundo. En el caso de Costa Rica, son múltiples las versiones de este juego que se tenía, algunas de las que recuerdo son: monopolio, Gran Banco, Nibanco, Turista Americano, Petrodólares y Turista Disney.

A pesar que le tengo un cierto respecto a este juego, tengo que confesar que en este momento no poseo ni una copia de algunas de las versiones que existen. La verdad es que desde que me aficione a los juegos de mesa, las opiniones de los expertos lo consideran un juego básico y despreciable, especialmente por el alto componente de azar que posee (luego explico por que esto es tan importante).

Si recuerdo con algún interés un par de rondas de monopoly que tuve con mis compañeros de colegio, Eduardo y Fabio, hace unos quince años atrás. Fue interesante por que la primera vez que jugamos yo gané por mucho, pues mis compañeros se obsesionaron con comprar las propiedades más caras y pasaron todo el juego compitiendo por ellas (como hace casi todo el mundo), yo compre las seis más baratas, las llené de hoteles y en dos vueltas les vacié los bolsillos. La segunda ronda duró mucho pues ya todos sabían lo que era importante. Esto demuestra que la teoría de George estaba equivocada, pues la supuesta ganancia "ganada" de la tierra en realidad corresponde al conocimiento que se tenga sobre ella y al uso que se haga de la misma.

Espero que para aquellos que amen el juego y odian la economía no les haya arruinado la velada.

En próximos posts, contaré un poco más de nuevos juegos que podría interesar al niño que todo economista lleva adentro y el que no es economista, también.

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